La tecnologia salva vidas en la montaña
Haze unos años me prometí que subiría al Mont Blanc, la cima más alta de la antigua Europa. El pasado mes de septiembre por fin el proyecto se transformaba en una realidad. Acompañado por Jordi y David; este ultimo amigo y experto guía de alta montaña iniciamos la ascensión a la emblemática montaña. El día de la coronación de la cima unas nubes bajas creo que ‘cumulus’ junto con un viento bastante fuerte, nos envolvieron completamente bajando bruscamente las temperaturas a -15 grados con una sensación térmica de -20 grados.
De paraíso a infierno en 10 minutos… Eran las 5 de la madrugada, nos encontramos perdidos entre el refugio de Gouter y el de Vallot. No existían las trazas de los ‘crampones’, simplemente se habían volatilizado.
Por fuerza debíamos encontrar el camino; en esas circunstancias el Mont Blanc muestra su faceta más dura y también la mas temida por los montañeros. Gracias al GPS y habiendo programado un ‘Track’ de la ruta pudimos situarnos y sacar del atolladero a otro grupo que como nosotros se había perdido. Sobre las 6 de la madrugada nos vimos obligados a refugiar-nos en el refugio de Vallot a 4365 metros de altura, llegamos allí gracias al GPS. Llegados a ese punto se produjo una gran estampida de alpinistas buscando cobijo hacia el refugio de Gouter. La visibilidad era prácticamente nula, aunque no nevaba, circunstancia que fue detonante para decidir que finalmente lo teníamos que intentar.
Calculamos que entre las tiendas de campaña y los dos refugios (Tête Rousse y Gouter) unas 200 personas intentaron culminar en la cima. Como máximo 15 coronamos la alta montaña. A las 9 de la mañana la felicidad el frío y el cansancio se dibujaban a la perfección en nuestros rostros.
En pleno invierno, nevando y con temperaturas mas severas sin duda el GPS hubiera sido la diferencia entre una desgracia o salir indemnes. Finalmente lo logramos, aunque la verdadera cima esta en llegar a casa sano y salvo.